En aquel vídeo descubrió algo tan revelador que le ayudó a entender muchas cosas que le estaban ocurriendo en su vida.

El video lo pausó, lo rebobinó hacia atrás, hacia adelante, lo detuvo. Así durante un buen rato.

Se quedó sentado en su cómoda y elegante silla de despacho forrada en cuero negro.

Negro estaba Paco, que solo quería que esa silla le abrazase tan fuerte para no tener que salir en una semana del despacho.

Paco se percató de que su voz carecía de autoridad y que la persona a quien dirigía sus palabras no le prestaba atención. Estaba haciendo scroll con su móvil.

¿Cómo no se había dado cuenta antes?

Esto lo dejó mal. Frustrado e incapaz de volver a esas reuniones y de transmitir sus ideas para alcanzar sus objetivos de facturación mensual.

Para empeorar las cosas, se dio cuenta de que no pronunciaba ciertas palabras correctamente y hasta a él mismo le costaba entenderse.

Además, hablaba a una velocidad vertiginosa, lo que explicaba por qué siempre quería salir rápidamente de situaciones en las que tenía que exponerse, lo pasaba realmente mal.

Desde ese día, comenzó una pesadilla para Paco, quien no dejaba de pensar en lo que había visto y escuchado en aquel vídeo en su despacho.

A partir de ese momento, en reuniones con inversores y clientes, luchaba por comunicarse claramente, lo que le provocaba ansiedad.

Se criticaba constantemente, sintiendo una profunda inseguridad y una sensación de impotencia ante su situación.

A esto se sumaba ver cómo su negocio no avanzaba como esperaba.

Esta situación también se reflejaba en su vida personal. Al llegar a casa, agotado por el día, Paco no tenía energía para dedicarle tiempo a su familia, hacía meses que no salía al teatro con su mujer, algo que disfrutaban haciendo juntos y habían dejado de hacer, y a penas podía pasar un tiempo de calidad con su hijo de dos años.

Esta falta de conexión emocional con su familia solo aumentaba su sensación de soledad y desesperación.

Cansado y derrotado, se sentó en el sofá. Entonces, sonó el teléfono de casa.

Pensando que era su madre, lo cogió tranquilamente, pero para su sorpresa, era Rubén, su compañero inseparable de universidad con quien no hablaba desde hacía años.

Paco se había alejado poco a poco de Rubén cuando vio que había conseguido todo lo que él deseaba en su vida.

Una empresa estable en el sector de la construcción y en crecimiento contínuo, más y más clientes, entrevistas en medios de comunicación, numerosos y grandes contactos, hasta tenía tiempo de llevar a su hijo a Kárate…,

Una vida envidiable.

Rubén lo llamaba para invitarlo a una reunión de networking que celebraba el último viernes de cada mes.

Paco, se tragó su orgullo y aceptó la invitación.

Cuando colgó el teléfono, Paco se dio cuenta de que Rubén tenía una voz como la de un locutor de radio de programa nocturno, grave, persuasiva y hasta hipnótica.

No lo hubiera reconocido ni en 100 vidas. Lo escuchaba muy cambiado, irreconocible, a decir verdad.

Esa ya era la última gota para llenar más el vaso de su frustración, vergüenza y aislamiento en el que Paco se sentía atrapado.

Llegó el viernes y al finalizar la reunión, Paco confesó a Rubén lo que le estaba ocurriendo y por qué había dejado de hablarle.

Aprovechó para preguntarle qué había hecho para que su voz y su comunicación fueran tan impresionantes.

Rubén, le contó que había estado recibiendo una formación específica de voz para mejorar sus habilidades de comunicación.

"Paco, amigo mío, sé cómo te sientes, pues yo también he tenido mis limitaciones y complejos. Aun así, tengo sueños más grandes que todas las excusas del mundo.

En lugar de quedarme pensando en el problema, cogí el toro por los cuernos y me puse a trabajar en ello. La formación que encontré cambió todo, transformó mi negocio, la relación con mi familia y me devolvió la confianza y mi autoestima…"

Esta historia se basa en decenas de hechos reales de clientes que han llegado a mí.

Clientes que han sentido frustración, vergüenza y un bloqueo monumental del que no salían.

Lo vemos todos los días por aquí.

Quizás te identifiques con la historia de Paco, la historia de muchos.

Incluso si solo te identificas con una mínima parte, es suficiente para considerar la formación.